El método Bonny de imágenes guiadas y música (GIM)

El método Bonny de imágenes guiadas y música (GIM)

Peter Lester

Hace poco informé a colegas y amigos de la puesta en marcha de mi nueva consulta GIM (Imágenes Guiadas y Música). Varios de ellos comentaron que les parecía una gran idea utilizar música para conseguir relajación. También comentaron que tenían amigos muy estresados y que GIM podría resultarles una experiencia beneficiosa. Sus comentarios no son de extrañar, ya que la mayoría de la gente no ha oído hablar de GIM ni de sus poderosos efectos terapéuticos.

Es cierto que una de las respuestas ante una sesión de GIM puede ser la relajación y también es cierto que puede ayudar a disipar estrés (GIM se emplea con pacientes que padecen estrés postraumático) ; no obstante, estos no son ni mucho menos los únicos efectos positivos que produce este extraordinariamente eficaz modelo de terapia musical. Se trata de un modelo flexible que puede emplearse para una gran variedad de trastornos psiquiátricos y psicológicos, así como en campos afines, como la psicooncología, cuidados paliativos, psicología perinatal y crecimiento personal.

GIM es uno de los cinco modelos internacionales de terapia musical y el más aclamado de los modelos de terapia musical receptiva. Se trata de un modelo de psicoterapia profunda, un proceso creativo en el que los pacientes evocan imágenes mediante la escucha musical y la guía de un terapeuta con formación GIM. El método lo creó Helen Bonny, una investigadora y terapeuta musical humanista, mientras trabajaba en el Hospital Psiquiátrico de Maryland (EE. UU.), durante los años sesenta, en un grupo al que pertenecían el Dr. Stanislav Grof (Psiquiatra), el Dr. Walter Pahnke (Psicólogo y Teólogo) y Joan Kellogg (Psicóloga y Artista).

GIM utiliza programas musicales compuestos por determinadas secuencias, mientras el paciente se halla en un estado alterado de conciencia, con el objetivo de provocar y sostener el despliegue dinámico de experiencias internas a través de imágenes, sentimientos, sensaciones, pensamientos o recuerdos provocados por la música; de ahí que ofrezca multitud de posibilidades para producir cambios de humor y de comportamiento, amén de efectos fisiológicos. La música interactúa con la mente y el cuerpo, y las imágenes que evoca van desde imágenes multicapas a recuerdos sin procesar sensoriales, fisiológicos y afectivos. En GIM, las imágenes son sanadoras, creadas de forma espontánea, y propiciadas por la música procedente en su mayoría de la tradición clásica occidental, aunque más recientemente se han incorporado con gran éxito programas musicales compuestos por piezas de New Age. Las imágenes simbólicas integran procesos autobiográficos, emocionales, arquetípicos y transpersonales del cuerpo/mente. Estas imágenes representan tanto aspectos irresueltos y problemáticos como recursos internos del paciente. El proceso presenta resultados existenciales positivos, además de alivios sintomáticos.

Los autores que influyeron en Bonny y el fundamento teórico-filosófico del proceso son los siguientes: Carl Jung, psicología analítica, Abraham Maslow, psicología humanista y transpersonal, Hans Carl Leuner, psicoanálisis e imaginación afectiva guiada, y Carl Rogers, psicología humanista. Asimismo, el modelo posee fundamentos empíricos en Psicología Musical y Psicología del Desarrollo Humano, además de Neuropsicología. 

Una vez presentados los antecedentes y fundamentos teóricos del método, cabe preguntarse: ¿Y qué opinan los pacientes? A continuación se recogen algunos comentarios, recientemente realizados por una de mis pacientes:

“Un viaje a mi interior, con imágenes sorprendentes que hablan de mí, me guían, lucho contra ellas, me dejo llevar… Cada sesión, un viaje diferente. Imágenes que se repiten, que me gritan… escuchar. Creo que en mi vida diaria llevo conmigo conscientemente algunas de esas imágenes, me hacen reflexionar y me siguen hablando. Sólo tengo que escucharlas… 

Es difícil describir lo que siento en una sesión de GIM. Dejo que mi cuerpo se funda con la música y aparecen de repente todas las imágenes que nunca me hubiera podido imaginar: soy gigante, soy robot, soy animal,… La música me va guiando y a la vez va cerrando un círculo. Es una historia con un principio y un final. Imágenes que me gritan para poder salir. Sólo tengo que escucharlas. Y me siguen hablando después. Creo que me siento más ligera y más…, cómo decirlo, como si me pudiera ver por dentro, y comprenderme y dejarme sentir (difícil para mí). El cuerpo me va hablando y escucho. Conocerme y quererme”.


¿EN QUÉ CONSISTE UNA SESIÓN INDIVIDUAL? 

PREPARACIÓN

  1. El terapeuta y el paciente entablan un diálogo preliminar que puede incluir información biográfica, identificación de sentimientos o preocupaciones actuales, y finalmente un enfoque o propósito para la sesión con la música. 
  2. El terapeuta proporciona sugerencias verbales para relajar el cuerpo y centrar la mente del paciente; de este modo, se favorece su entrada en un estado alterado de conciencia. 
  3. El terapeuta escoge un programa musical acorde al propósito de la sesión y disposición del paciente, para seguir el proceso terapéutico. 

EXPERIENCIA MUSICAL INTERACTIVA

  1. El paciente escucha la música y expresa las imágenes que le evoca (visuales, auditivas, táctiles, olfativas, gustativas, nuevas percepciones y comprensiones, recuerdos, sensaciones corporales incluyendo dolores, emociones y sentimientos).
  2. El terapeuta interactúa verbalmente con el paciente para apoyarle y realzar sus experiencias musicales y de imágenes. 

CIERRE

  1. Al final del programa musical el terapeuta ayuda al paciente a volver a un estado de vigilia. 

INTEGRACIÓN

  1. El paciente plasma su experiencia dibujando un mandala.
  2. La integración de las experiencias de la sesión continúa mediante una discusión reflexiva sobre el viaje propiciado por la música y el contenido del mandala. El paciente decide el significado y el simbolismo de las imágenes, en función de su propósito y momento vital. 

Una sesión individual dura aproximadamente una hora y media.

(Individual y grupal: Aunque el modelo fue concebido en formato de terapia individual con adultos, algunos terapeutas han adaptado con éxito el modelo para trabajar con grupos, niños y adolescentes.) 


LOS ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA

Los estados alterados de conciencia, como los estados meditativos, hipnóticos y de sueño, son cualitativamente diferentes a las experiencias normativas del estado de vigilia. Estos estados, cuando son inducidos y experimentados con una intención terapéutica, pueden ejercer funciones positivas dentro del proceso de curación. 

En GIM las experiencias de estados alterados de conciencia:

  1. Capacitan para una conexión e interacción multidimensional con la música y las imágenes.
  2. Facilitan la emergencia de aspectos positivos y problemáticos en la psique individual.
  3. Proporcionan acceso a experiencias cumbres que contienen procesos de curación que no son accesibles en estados de vigilia.
  4. Abren un amplio campo de conciencia potencial que permite que se interconecten pensamientos, sentimientos, sensaciones e intuiciones. 
  5. Hacen que se repliegue la facultad crítica para que se pueda experimentar más material conflictivo.
  6. Ayudan a trascender las limitaciones ordinarias -las barreras de tiempo y espacio se disuelven y podemos entrar en un tiempo elástico-. 
  7. Ayudan a conectar con material significativo, descargar emociones y darse cuenta de nuevas percepciones. 
  8. Brindan oportunidades para ampliar experiencias más allá de los límites de las relaciones causa-efecto, tercera dimensión y percepción lineal. 

LAS IMÁGENES

Las imágenes ofrecen mensajes que le ayudan al paciente a explorar el propósito escogido para la sesión. Son de naturaleza simbólica y abren el acceso al inconsciente:

  • El trabajo con imágenes promueve la capacidad de autosanación de la psique, convirtiéndose en un puente entre cuerpo y espíritu.
  • Las imágenes liberan al paciente de las restricciones de la lógica lineal.
  • Una sola imagen puede cristalizar la esencia de un problema complejo.
  • Tienen un potencial con gran poder revelador.
  • En psicoterapia su potencia establece conexiones con la memoria y el afecto.
  • Las imágenes son conectores internos que permiten visualizar los patrones que controlan nuestra vida.
  • Las imágenes tiene una capacidad especial para yuxtaponer sus contenidos, ofreciendo la posibilidad de ver las cosas de manera fresca y original. 

LA MÚSICA

Los programas de música generalmente contienen entre cuatro y seis piezas, y su duración oscila entre 20 y 40 minutos. La música escogida apoya al paciente a explorar su propósito, llegando a ser un contenedor de la experiencia en un estado no ordinario de conciencia y actuando como una pantalla proyectiva. Se utilizan diferentes programas para trabajar diferentes temas emergentes que trae la persona a la sesión.

La música funciona como un terapeuta auditivo, haciendo equipo con el terapeuta. Además:

  • Utiliza su propio idioma “universal”, que combina ritmo, melodía, armonía, timbre, instrumentos y voces para comunicar ideas y sentimientos.
  • Es una fuerza energética compuesta por onda y vibración que actúa sobre cuerpo, mente y espíritu en varios grados de intensidad.
  • Es un reflejo de la vida misma, llena de certezas, ambigüedades, paradojas, luces, sombras y gracia.
  • Proporciona acceso a partes del ser que el paciente no puede ver de forma consciente y las imágenes producidas durante el proceso las proveen de sentido.

EL TERAPEUTA

En GIM la música siempre dirige a la imagen. El terapeuta acompaña al cliente en su ‘viaje’ musical ayudando al paciente a quedarse con las imágenes más importantes o más cargadas de emoción. La unión de música y terapeuta ayuda a que el paciente integre partes de sí que en algún momento ha perdido o alienado.

La actitud del terapeuta durante el proceso es de mucha atención, escucha y cercanía al cliente, dándole apoyo y facilitando la exploración personal.

¿A QUIÉN BENEFICIA?

GIM se emplea en muchos marcos sanitarios y hospitalarios (p. ej. en pacientes con fibromialgia, Parkinson, adicciones, trastornos alimentarios, ansiedad, depresión, conducta obsesiva y compulsiva, dolores crónicos, etc.) y con individuos y grupos en diversos procesos de transformación (p. ej. transiciones vitales, autoexpresión y empoderamiento, coaching y orientación vocacional). 

No obstante, GIM está contraindicado para personas con:

  • Rasgos psicóticos.
  • Daño o lesión cerebral que impida el procesamiento de lo que emerge en la sesión.
  • Problemas en el entendimiento de símbolos y metáfora.

La mayoría de los pacientes en GIM experimentan una mayor conciencia sobre su crecimiento personal o espiritual. Algunos pacientes comentan que el proceso GIM trabaja más holísticamente que la terapia verbal y otros dicen que permite resolver los asuntos más rápido que la terapia verbal. 

GIM permite acceder a zonas poco exploradas de nuestra psique de una manera segura que hace aflorar nuevas percepciones.


Peter Lester

Terapeuta GIM reconocido por la Asociación de Música e Imágenes y Psicólogo, reconocido por la Sociedad Británica de Psicólogos

Para más información:  tel: +34 627 474 102

peterlester@musicoterapiagim.com