Proyecto de reforestación en Los Portales

Proyecto de reforestación en Los Portales

Artículo escrito por Davide Renna, uno de los voluntarios que participaron en este proyecto

En Los Portales, una ecoaldea a media hora de Castilblanco de los Arroyos, recientemente se concluyó el «Proyecto de Reforestación», una iniciativa de dos semanas en la que participaron diez voluntarios de diferentes nacionalidades. El proyecto tenía como objetivo la reintroducción de especies arbóreas autóctonas, como encinas, pinos, espino blanco, quejigos y alcornoques.

Se plantaron más de trescientos cincuenta pequeños árboles y aproximadamente mil bellotas. Entre las actividades destacadas se encuentra la eliminación de una especie local pero lamentablemente invasiva, la jara o heliantemo, con el fin de permitir la proliferación de otras especies vegetales.

A lo largo del proyecto, tanto en las clases teóricas como en el campo, se pudo aprender sobre cómo mejorar la fertilidad del suelo, técnicas de retención de agua, el concepto de agroforestería y la importancia del micelio, comparable a una red subterránea mundial.

Se redescubrió una forma nueva, o quizás perdida, de practicar la agricultura, con un enfoque global en todo el ecosistema y en sinergia con los comportamientos humanos. Algunos ejemplos incluyen la combinación de dos especies vegetales (fresas y cebollas, tomates y albahaca) para protegerse y apoyarse mutuamente durante el crecimiento; el uso de estrategias alternativas a pesticidas y herbicidas; y la producción de biochar, la piedra dura, que, junto con el compost, constituye un nicho ecológico incomparable para microorganismos y hongos, fundamentales para un suelo rico en nutrientes.

La comunidad de Los Portales es casi completamente autosuficiente en términos de energía y alimentos. Aunque algunos compromisos son necesarios debido a los límites impuestos por la naturaleza, lo crucial son los comportamientos virtuosos que los miembros practican a diario: evitar el desperdicio de alimentos, utilizar la electricidad de manera parsimoniosa, reutilizar tanto como sea posible, evitar la producción excesiva de residuos, reutilizar las aguas grises para el riego de los cultivos, entre otras estrategias.

El sistema de gobierno se basa en un enfoque sociocrático, con círculos que tienen responsabilidades y toman decisiones en un área específica. La sociocracia se basa en el consenso informado, precedido por la recopilación de objeciones a una decisión específica, razonadas y argumentadas.

Otro elemento importante, quizás incluso el cemento que une a la comunidad, es el conjunto de herramientas utilizadas para resolver conflictos. Dos herramientas destacadas en el proyecto fueron el «deep listening» y la evocación de sueños. El «deep listening» es una conversación unilateral, donde una parte escucha sin comentarios ni juicios, y la otra habla de lo que desee durante un tiempo acordado, al final del cual ambas partes se invierten. En la evocación de sueños, el sueño de una persona se cuenta y se representa como en una obra de teatro para luego ser interpretado no solo de manera lógico-analítica, sino también de manera simbólica-allegórica de estilo junguiano.

El proyecto trascendió la temática ecológica. Gracias a la contribución de la comunidad de Los Portales, plantar un árbol adquirió también un significado espiritual: tanto el grupo de voluntarios a corto y largo plazo como los miembros de la ecoaldea plantaron dos árboles simbólicos, con la esperanza de que no representen la actual guerra que está afectando al Medio Oriente, sino que todas las guerras puedan algún día cesar. Cuando los niños comenzaron a trabajar la tierra, agregar compost, colocar con extrema cuidado los dos árboles llamados Los Hermanos de la Paz y presionar suavemente el suelo, en ese momento la magnitud del gesto se manifestó con toda su fuerza: una mirada hacia un futuro diferente, donde hay vida y no muerte, donde hay esperanza y no desesperación. Porque mirar al futuro con esperanza es vivir no solo para nosotros mismos, sino también para las generaciones futuras. Así que plantar un árbol, algo que hacemos por las generaciones futuras, puede sacarnos del individualismo y finalmente reconectarnos unos con otros.

«Una sociedad se vuelve grande cuando los ancianos plantan árboles bajo cuya sombra nunca se sentarán».

Algunas reflexiones personales

Definir estas dos semanas como intensas es quedarse corto. Decidí participar en este proyecto para reconectarme con la naturaleza y desarrollar una mayor conciencia sobre un estilo de vida ecológico y los enfoques aplicables. Encontré mucho más, algo que no esperaba encontrar: una realidad completamente diferente a la cotidiana, donde una comunidad basada en el amor y el apoyo mutuo me impactó profundamente. A pesar del arduo trabajo, las personas siempre estaban disponibles para dar consejos, tener conversaciones, simplemente charlar o contarnos sus historias.

Experimenté un entorno lleno de posibilidades para crecer personalmente y en relación con los demás, donde podía expresarme y compartir. El «deep listening» en particular es una herramienta que llevaré conmigo, y me enseñó la paciencia de escuchar y los tesoros que pueden surgir cuando nos enfrentamos al otro sin ningún juicio o prejuicio.

En resumen, fue una experiencia de dos semanas que cuestionó muchas de las elecciones que el modelo de la sociedad imperante ha tomado en los últimos setenta años, desde la forma de gobierno hasta las decisiones ambientales y sociales, desde la organización del trabajo hasta la vida privada, desde la fragmentación de la familia extendida hasta los espacios de socialización.

En conclusión, solo podemos esperar que Los Portales, al igual que todas las demás ecoaldeas, continúen recibiendo voluntarios para que estas temáticas sean descubiertas y redescubiertas por las generaciones actuales y futuras.

«Mirando al futuro con esperanza».